Psic. Karla Porras Varela, 10 de noviembre 2020
De acuerdo con la OMS, desde 1946, la salud ha sido considerada como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. La salud mental y la social suelen ser subestimadas. Creemos que basta con que no nos duela nada para decir “Estoy bien. Estoy sano.”, pero en realidad tienen la misma relevancia para nuestro equilibrio vital y su deterioro también puede acabar con nuestra vida.
Este año la salud y su contraparte, la enfermedad, han sido los grandes protagonistas de esta realidad que ha superado la ficción. Jamás imaginamos vivir una situación tan crítica, tan impactante y tan universal. Inesperadamente enfrentamos una amenaza que no distinguió continente, frontera, clase social, origen étnico, sexo o edad, que nos forzó a cambiar drásticamente la forma en que vivíamos y que le otorgó inmenso valor al estado de “bienestar”. Muchos anhelos y banalidades pasaron a segundo plano, entendimos que simplemente no estar enfermos es una gran razón para estar agradecidos.
Existe un fuerte estigma con respecto a la enfermedad mental, lo que entorpece el reconocimiento, la atención, el tratamiento y la sensibilización frente a la misma. Es fácil decir “me duele la muela” o “tengo dolores de cabeza”, pero compartir que nuestras emociones, pensamientos y decisiones nos están destruyendo y que un día ya no tenemos capacidad, energía o ganas ni para levantarnos de la cama es muy complejo. Asociamos todo ello a la debilidad, incompetencia, ineptitud o la locura; y nadie quiere ser un loco porque míticamente a los locos se les tiene lástima, se les rechaza, se les exilia o les encierra. Adicionalmente, la expectativa social es que nunca nos quebremos psicológica o emocionalmente, que seamos estoicos, resistentes, fuertes, imperturbables, controlados, funcionales y productivos. No obstante, en este momento de pandemia, y en cualquier otro, se vale decir “No estoy bien. Me estoy desmoronando. Necesito ayuda.” Precisamos reconocer nuestro estado y pronunciarnos para que realmente alguien pueda colaborarnos para salir de ese progresivo deterioro.

A cada uno de nosotros esta pandemia nos ha afectado psicológicamente de distintas maneras, dependiendo de los siguientes factores:
- Nuestro estado real de vulnerabilidad frente al Covid-19 por nuestra salud física y nuestro entorno
- Los duelos a los que nos hemos tenido que enfrentar por distintos tipos de pérdidas (Seres queridos, conocidos, casa, trabajo, estilo de vida, etc.)
- Los valores y los miedos que tenemos a raíz de nuestra historia personal e intereses
- La intensidad con que esos miedos nos atormentan y van afectando nuestro día a día
- Los recursos emocionales que manejamos para equilibrarnos y salir de las crisis
- La red social de apoyo con la que contamos para salir adelante

Para conocer nuestro estado de salud mental preguntémonos:
- ¿Qué tanta probabilidad hay de que el Covid-19 pueda destruir mi organismo y cómo manejo esa percepción de vulnerabilidad?
- ¿Cuántos seres queridos, conocidos, hábitos, estilo de vida, cosas, placeres, privilegios, derechos, oportunidades o tiempo he perdido y cómo me estoy adaptando a esas ausencias?
- ¿Qué es lo más importante para mí en este momento, cómo se ha visto afectado por la pandemia y cómo estoy respondiendo ante eso?
- ¿Cuáles son mis peores preocupaciones o miedos durante la pandemia? ¿Logro identificarlos, enfrentarlos, contrastarlos con la realidad y aprovecharlos para prevenir y tomar decisiones asertivas o presento síntomas de ansiedad que me están destruyendo y soy incapaz de hacer la vida que pretendo?
- ¿Siento que tengo competencias para regular mis pensamientos, mis emociones, mis interacciones sociales, mis decisiones y tener respuestas funcionales y adecuadas en la cotidianidad?
- ¿Tengo comportamientos que promueven mi bienestar o, por el contrario, que son destructivos?
- ¿Abuso de sustancias psicoactivas con la intención de “manejar”, aligerar o evadir mis problemas?
- ¿Cuento con una o varias personas con las que puedo encontrar apoyo, comprensión, cariño, paciencia, recursos e impulso para salir de los momentos difíciles?
- ¿Soy capaz de empatizar con los demás, sentirme parte de una comunidad y actuar en beneficio del “bien común” o sólo puedo concentrarme en mí mismo, en mis necesidades, en mis prioridades y en mis intereses?

- ¿Tengo algunos de los siguientes síntomas de trastornos de ansiedad o depresión?
- Falta o exceso de alimentos
- Problemas digestivos: gastritis, colon irritable, diarreas
- Problemas cardiovasculares: taquicardias o irregularidades de presión arterial
- Dermatitis, alteraciones de la piel o caída excesiva de cabello
- Problemas para conciliar el sueño, para mantenerme dormido o sensación de despertar sin haber descansado
- Dolores de cabeza fuertes y continuos
- Mareos
- Dolores musculares y espasmos
- Agotamiento
- Irritabilidad, intolerancia o mal humor constante
- Desmotivación para todo, incluso para lo que me gustaba
- Nerviosismo constante e intenso o temblores
- Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe
- Incapacidad para concentrarme, pensar o tomar decisiones
- Evitación de interacciones, costumbres sociales o aislamiento
- Consumo o aumento de consumo de sustancias psicoactivas
- Pensamientos, deseos o intentos de suicidio
Si descubres que en realidad no estás bien y que cada día va peor, no tengas vergüenza o miedo. No te quedes solo con esos tormentos y no dejes que tu vida y la de los que te rodean se deteriore gravemente. Busca, cuanto antes, ayuda profesional de un psicólogo o psiquiatra. Actualmente internet tiene muchos recursos que pueden ayudar a mejorar el estilo de vida y reducir las afecciones mentales. También puedes recurrir a directorios de líneas telefónicas de emergencia, clínicas o centros de apoyo.
Por ejemplo, el Eje Cafetero y en particular la ciudad de Manizales, desde hace 8 años, cuentan con el Centro de Duelo Aurora, que este año específicamente ha estado apoyando a la comunidad a enfrentar el duelo relacionado con las pérdidas afectivas por Covid-19 y brindando orientación en temas de salud mental, inteligencia emocional y calidad de vida para toda la familia.
El Centro de Duelo Aurora, fundado en 2012 y el primero de su tipo en la región, es un proyecto de responsabilidad social empresarial. Fue constituido por La Aurora Funerales y Capillas, en colaboración con la Universidad de Manizales, y actualmente ofrece los siguientes servicios para la comunidad:
- En Facebook, permanentemente brinda información y educación psicológica para toda la comunidad digital.
- Vía Facebook Live, realiza conversatorios mensuales virtuales y gratuitos sobre duelo y otros temas que promueven la salud mental.
- Brinda apoyo psicosocial individual y familiar en el antes, durante y después de un fallecimiento para usuarios de La Aurora Funerales y Capillas.
- Ofrece asesorías psicosociales telefónicas para apoyar procesos de duelo de la comunidad.
- Comparte soporte social y emocional a través de su grupo “Tejer y sanar”
- Imparte talleres educativos para personas en situación vulnerable con el proyecto “Sanando Corazones”.
- Realiza conferencias para promover la salud mental y el desarrollo integral en escuelas, organizaciones y empresas.
- Facilita la enseñanza y experiencia real para practicantes de la carrera de psicología de la Universidad de Manizales y otras.
- Promueve la investigación formal para generar conocimiento que favorezca al desarrollo social

Datos de contacto:
Centro de Duelo Aurora
Teléfono: (6) 8997700 ext 826
Email: centrodeduelo@laaurora.co
Whatsapp: +57 310 4550728
Facebook: @CentroDueloAurora
Facebook La Aurora Funerales y Capillas: @funeraleslaaurora